jueves, 29 de noviembre de 2007

Un día en las carreras


Hola amiguetes. Las peripecias necesarias para que pase el tiempo en este lugar son de lo más variopintas. El jueves pasado un nutrido grupo de españoles habitantes de estas secas latitudes, cogimos los bártulos, la cestita de mimbre, el mantel de cuadros y nuestra mejor pose de domingueros (recordad que el jueves es nuestro domingo) y enfilamos camino del hipódromo.

Esta gente tiene una pedrada importante en la cabeza, de verdad. Tú recorres unos cuantos por la autopista y confirmas que, definitivamente, es estas tierras, no crecen ni los niños del calor que hace. Pero giras en una rotonda, y de repente te encuentras con el hipódromo: un auténtico vergel en medio del desierto. Miles de metros cuadrados de verde, flores, arbustos y árboles, por no hablar de una fuente que ríete tú de la de la Plaza Zorrilla.

Además no os creáis que la entrada es cara para poder afrontar los gastos de mantenimiento, no. Directamente es gratis. Y se ve que tampoco les hace demasiada ilusión porque allí caben un puñado de árabes todos "arrejuntaicos" pero por allí no va ni Mohammed (aquí Rita o el Tato no son conocidos).

Tras pasear por la zona de familias (recordad que todo está dividido en zonas para solteros donde van los hombres, y zonas para familias donde van las mujeres con sus pequeñas crías y maridos, ya que solicas no pueden ni cruzar la calle), subimos a la zona VIP. En el palco degustamos un magnífico menú con todas las bondades que podáis imaginar.



Según caía la noche (aquí anochece a las 5 ó 5.30) las carreras se sucedían y los saudíes como si quitas los caballos y pones comadrejas. Les daba todo igual. Parece que los pocos que se acercan allí es para cambiar de lugar en el que andar tirados. Ya os contaré otro día la maravillosa costumbre que tienen de tirarse en la cuneta de las autopistas a hacer hogueras para tomar té con los coleguillas.

Los caballos, como no, eran todos extranjeros (ingleses) porque los árabes los guardan para las competiciones de belleza.


En fin, que uno pasa los días como buenamente puede y esto es mucho mejor de lo que pintan en España porque, por alguna razón, sólo llega lo malo y se olvidan de lo bueno (craso error). Este país ofrece mucho si abres tu mente, absténganse los que ya lo saben todo, esos que se queden en su casa.

Un abrazo familia

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A ver Juan Luis, que aún te veo un poco verde:
1)digo yo que el jueves saudí es como un sábado español y el viernes como un domingo, ¿no?. Almenos hace dos meses cuando yo estaba allí era así. Que no sabes ni en que día vives...Seguro que ya te has esto endrogando con sadiki y cosas marrones que se fuman...Ya estás enmendado tu blog si no quieres que te martirice a comentarios mordaces e hijoputescos cada día.
2) en las carreras de caballos, en arabia, en España, en Japón y en todos lados, los caballos siempre son o purasangres ingleses o como mucho angloárabes, por el simple motivo de que tienen patas más largas y por tanto son más veloces al tener más zancada. El caballo árabe, como los ponis mongoles, es de patas cortas y fuertes porque es corredor de fondo no sprinter.
Sin otro particular, reciba un cordial saludo.

Anónimo dijo...

ah por cierto...ten cuidado con lo de abrir la mente no sae que algún morangona te abra a ti otra cosa, je je je

Anónimo dijo...

Y bueno, pregunta de examen:

En las carreras de caballos de Sanlúcar, ¿de dónde son los caballos?

:-))