martes, 13 de mayo de 2008

Bahrein: flora y fauna


Bahrein es un país formado por un archipiélago de islas que bla bla bla bla bla... El que quiera ilustrarse que se pase por la wikipedia.

Aquí vamos a hablar de lo que las páginas oficiales no dice. Lo que la gente calla. Los secretos a voces.

Dos veces dos, he estado en Bahrein. En Manama concretamente y en Muharraq de forma esporádica. Una por placer y otra por trabajo.

Lo que viene siendo el percal se basa en petróleo y gas, aunque últimamente lo están convirtiendo en un centro financiero de referencia en Oriente Medio. Es chiquitico y la gente va con zob como los saudíes pero llevan el gutra (el pañuelico de la cabeza) blanco y una borlica negra colgando por detrás rollo tira de la cadena por favor o apaga la luz antes de salir. Las mujeres pueden conducir y el alcohol está permitido aunque sea a precios insultantes.



Básicamente (¿por que no decirlo?) aquello es el patio de recreo de Arabia Saudí. Pero no un patio como los de antes con sus peonzas, sus tazos y sus pachangas futboleras sino mucho más parecido a los de ahora, con sus individuos entregados al libertinaje, el alcohol y lo que viene después del alcohol, que habitualmente es subirse por las paredes. Para muestra un botón.


Desde Arabia Saudí cada miércoles por la tarde acuden caravanas interminables de pequeños conjejillos saudíes que a 200 kmh y dando ráfagas con las largas compiten por ver quién es el primero que esparce su materia gris por el brillante asfalto camino de Dammam y Jobar. Allí se encuentra el puente de 12 kilómetros sobre el mar que une los dos países. Para entrar no hay problema: pagas el seguro del coche, la tasa del puente y a correr. A la vuelta el tema cambia.

Una vez dentro la diversión consiste básicamente en acudir a los hoteles (los hay a patadas) donde hay pubs, clubs, cabarets, discotecas y locales de dudosa re puta ción. Bueno, dudosa no es, todo el mundo sabe lo que allí se cuece. Hordas de mujeres magrebíes, filipinas, thailandesas, rusas, ucranianas y demás nacionalidades se ganan la vida haciendo chapuzas.

Lo bueno del país es que uno se puede cocer tranquilamente a pintas de Kilkenny, Guinness, Capitán Morgan y demás bebidas espirituosas. Supongo que el país perderá atractivo cuando en lugar de viajar desde el puto infierno se viaja desde otros lugares.

La gastronomía es la misma que la saudí: McDonals, Burger King, Pizza Hut y otras cadenas de restauración, de tan dudosa reputación como los locales nocturnos. Sin embargo todavía es posible encontra rincones con buena cocina donde fumar una shisha después de la panzada.


Pero uno allí es feliz. Mar por todos los lados, gente abierta, costumbres relajadas, cierta lógica a la hora de organizar la ciudad y varios complejos turísticos con playita, buffet libre, piscina, solecito y una de libertad con doble de ali oli.

En definitiva es un destino muy socorrido para los expatriados en KSA.

Algunos datos curiosos:

Todo está caro de la leche.
La leche está cara de cojones.
Ergo los cojones son más caros que la leche en Bahrein.
Ponen multas que te cobran al volver a entrar en el país.
Los mejicanos tienen cierta tendencia a desmayarse en Bahrein.
La Coronita se llama Corona.
Si pides una Coronita probablemente encuentres una mujer en tu vaso.
Allí los filipinos no se comen, se alquilan y no son blancos ni negros, son más bien pajizos.
Toda la humedad de Arabia se mudó a Bahrein en los 80 por razones obvias: allí se usa más.
Los bahreiníes borrachos aseguran que la 'ayn se pronuncia como la ç.
Los bahreiníes sobrios lo niegan.
No he visto bahreiníes sobrios.
Los bahreiníes borrachos conducen mejor que los saudíes sobrios.
Hay más banderas que en las gradas de los estadios de Campeones.
No importa la hora a la que salgas de Riad, siempre llegarás a Manama las 12:30.
Lo que pasa en Bahrein, se queda en Las Vegas.
Las leyendas cuentan que hay un museo.

Para más dudas sobre Bahrein consultar el siguiente artículo.

¡Ah! Se me olvidaba: una vez al año pasan por allí unos coches muuuuuuuuy rápido y cuando vuelven no tienen que pagar multas.

Época de cambios. Unos se van y otros se quedan.

Existen miles de razones para cambiar. Encontramos al mismo tiempo, miles de asuntos que son susceptibles de cambio. Por último, hay miles de direcciones en las que cambiar cada uno de esos aspectos. El resultado que encontramos pues, no es otro que miles de millones de posibilidades, de caminos potenciales, sin introducir todavía en la ecuación la más que probable simultaneidad de dos o más cambios interrelacionados y casi siempre interdependientes.

La categorización de razones, dimensiones, direcciones y signo del cambio requeriría le elaboración de un ensayo que sinceramente, escapa tanto a mis capacidades como a mis conocimientos. Sin embargo puedo atisbar una serie dicotomías básicas que nos ayuden a diferenciar los diferentes tipos. Son reduccionismos pero espero que me lo perdonéis.


Voluntarios-Involuntarios
Endógenos-Exógenos
Contingentes-Incontingentes
Superficiales-Profundos
Reversibles-Irreversibles
Progresivos-Regresivos
Suaves-Drásticos
Esenciales-Accesorios


Podríamos seguir con la lista hasta el infinito e incluso elaborar complejas matrices y mapas pero tengo muy poco de Ortega y menos de Gasset.

En el último mes hemos asistido a dos ejemplos de cambio por estos lares. Dos personas distintas.

El primero de ellos se definiría así: involuntario, exógeno, incontingente, profundo, irreversible, regresivo, drástico y esencial.

El segundo lo calificaría de: voluntario, endógeno, contingente, superficial, reversible, progresivo, suave y accesorio.

Dos cambios tan opuestos como pueden ser. Y sin embargo con iguales resultados: desvío hacia una nueva senda, un nuevo futuro; fin de ciclo. Son las paradojas de la vida que, con estímulos opuestos, es capaz de provocar reacciones idénticas en cuanto a balance final.

En cualquier caso: ¡Amigo, compañero, hermano! Estamos contigo y tú con nosotros. Te echaremos de menos. Pero antes, la celebración, la risa y el desierto. Gracias por todo.