viernes, 14 de diciembre de 2007

Dirah


Hace unos días hicimos la reglamentaria visita a Dirah. Es el barrio antiguo, donde todavía quedan monumentos como la Fortaleza de Masmak, en la que se ha escrito mucha de la historia Saudí.


Se trata de un castillo hecho de adobe (el material de construcción, no el software) muy fresquito para el verano. Está lleno de patios increíbles y estancias de techos altos decoradas con alfombras y puertas labradas (es una pena que hayan perdido los colores con el tiempo).

Aprovechamos la ocasión para pasar también por "Chop Chop Square". Esta famosa plaza, acoge el cuartel general de la policía religiosa. Pero es famosa por acontecimientos de una tristeza inmensa: es donde tienen lugar las ejecuciones (con sable) y las interminables series de latigazos. A uno se le encoge el alma al entrar en la plaza. No puedo evitar pensar en la sangre y en la violencia del momento y el escalofrío es inmediato. Por no hablar de la sensación de angustia y dolor de estómago que se me puso. Pero es necesario conocer esta realidad para apreciar más si cabe la libertad y el deber de luchar.

Como no puede ser de otra manera, estando en Dirah, había que ir al mercado y comprar el Zaub de rigor. Para los que no lo sepáis es la túnica blanca que llevan los hombres en Arabia. Todo ello acompañado del Gutra (el mal llamado pañuelo palestino) y el Ikal (el cordoncillo para sujetarlo en la cabeza). He aquí la muestra.

También anduvimos por el mercado del oro donde hay cientos de tiendas donde negocias por las joyas, cuyo precio inicial se establece al peso (os juro que parecía El Campillo). Allí tuve la oportunidad de utilizar mi árabe. Cuando les hablas en su idioma se ablandan y puedes recortar unos cuantos riales.

Aquello es un poco caótico pero desde luego merece la pena. ¡¡¡A ser felices familia!!!

Festejos y despedidas


El tiempo en Arabia tiene un transcurrir realmente peculiar. Se distorsiona. Se alarga y se contrae constantemente y consigue crear una extraña sensación de atemporalidad. Parece mentira que ya haya pasado más de un mes desde que llegamos a este país. Y mientras nosotros acabos de llegar, otros terminan su aventura en Riad casi sin creérselo. Es el caso de Yamil y Tekena. Al Yamil min Isbania vuelve a casa por Navidad después de 10 meses. En el caso de Tekena, la estancia ha sido mucho más prolongada.

La marcha de estos dos personajes sin parangón unida a la celebreción del cumpleaños del Autoestopista y el Hombre de las Pipas (sabéis que "os I love you") fueron excusa más que suficiente para organizar una fiesta en el compound. Conté más de 10 nacionalidades distintas (esto si que es la Alianza de las Civilizaciones y lo demás son chorradas).

La velada tuvo de todo: mezlas misteriosas, pócimas irrepetibles, botellas asesinas de vino peleón (guerrero más bien), sucesos paranormales protagonizados por subnormales vigoréxicos, tremendas muestras de saber hacer en el bello arte del cortejo, visitas fugaces, innumerables y deleznables peticiones musicales (nunca pensé que oiría Mónica Naranjo en el desierto), bailes rituales e incluso bailes prohibidos.

Aprovecho la entrada para agradecer al Yamil y a Tekena su ayuda incondicional, el increíble recibimiento que nos han dado a los novatos y por supuesto por hacerme reir en el desierto como nunca pensé que lo haría. Nunca olvidaré ese control militar a los dos días de estar aquí, esos paseos bajo las estrellas y las tanquetas de Embajada en Embajada, de fiesta en fiesta. En definitiva: muchas gracias compañeros.