sábado, 26 de julio de 2008

PIANO: DOS JOYAS




Si tuviese que elegir, con una pistola en la sien, un sólo instrumento musical probablemente moriría decorando la pared o el suelo con los sesos. Me resistiría a traicionar al llanto del violín, al quejido del cello, a la plenitud del piano o el embrujo de una guitarra española. Por no hablar de la complejidad del triángulo o el olor a calimocho y mallas de la bandurria que no por menos nobles y clásicos han de ser olvidados. Pero hoy, sin pistola ni sesos de por medio, grito ¡PIANO!

Garcinuño, personaje de "Amanece que no es poco" de José Luis Cuerda, le pedía a un lugareño que le trajese un libro en lo que terminaba de brotar del suelo (el pobre se había agostado). "Góngora", le decía, "trae algo de Góngora, que hoy tengo cuerpo de Góngora".

Pues yo hoy tengo cuerpo de piano. Y las maravillas de internet han hecho que recordara una de las mejores piezas clásicas jamás compuestas para piano y acto seguido escuchase por primera vez una pieza de un compositor contemporáneo. A su manera, ambas obras de arte.

En primer lugar y por la jerarquía que otorga el tiempo: Nocturno en Do sostenido menor de Chopin. Intentad escucharla sin que los recuerdos de "El pianista" os hagan perder una nota. Sobrecogedor.



En segundo lugar "Divenire" de Ludovico Einaudi. Sencillez como confirmación de que muchas veces, menos es más. Tiene tintes de banda sonora y desconozco si ha sido utilizada en alguna producción. Dos partes tremendas, una el crescendo a partir del 1:40 y otro a partir del 4:55 donde la melodía del piano y los arreglos de cuerda (digámoslo en román paladino) nos ponen los huevos de corbata.



Espero lo que disfrutéis tanto como yo.

martes, 1 de julio de 2008

VIAJAR A ARABIA SAUDI

Ahora que ya he probado los tres tipos de viaje que se pueden hacer entre España y Arabia Saudí me gustaría compartir con vosotros sus peculiaridades.


Básicamente los viajes se clasifican en: normal, ultrabajuna y odisea. Todos ellos vía otros aeropuertos ya que hoy en día gracias a los contenciosos entre Iberia (que tiene la concesión para hacer el vuelo Riad-Madrid pero cesó en ejercerla) y el Gobierno Saudí, no es posible hacer vuelos directos a Madrid, sólo a Málaga para que vayan a gastar sus petrodólares en los restaurantes y bares de Julián Muñoz y su tropa.
El viaje normal se hace con una compañía tipo Swiss Air, Air France o Lufthansa. Buenos aviones, tripulación preparada, amable y mayormente europea, limpieza, copitas, películas, música, paz, orden, escrupuloso cumplimiento de los procedimientos de seguridad y puntualidad en la mayoría de las ocasiones. Da gusto hacer viajes así, la verdad. El único problema es que el precio suele ser elevado y los "probes" becarios no gozamos de la salud económica necesaria para andar derrochando, sobre todo teniendo a nuestra disposición los vuelos de ultrabajuna u odisea. Como ya hemos dicho suelen ser vía Zurich, Frankfurt o París.



El viaje de ultrabajuna se suele hacer con Saudi Airlines. Esta aerolínea es un cachondeo. Viajes de ida sin vuelta, baños-ciénaga, oraciones al despegar, ley seca, películas de Bolywood y la siempre reconfortante compañía de pakis de pies sudorosos en el asiento de al lado. El colmo de estos viajes es cuando el susodicho paki se enciente un piti para aliviar sus ansias y te mira con cara burlona mientras tú empiezas a arrancarte mechones de pelo pensando que vas a morir. Lo bueno es que si consigues que las fechas de tu viaje coincidan con una oferta puedes llegar a pagar sólo 300 y pico €. Habitualmente el viaje de ida va casi vacío y puedes disfrutar de algo de tranqulidad aún pudiendo observar fenómenos extraños como el paki robamantas. Sin embargo el vuelo de vuelta está plagado de pakis e indios que van a su país cargados con cajas del tamaño de pianos minuciosamente encordadas que intentan bajar del avión cada vez que hay una escala pensado que aquello es Islamabad o Karachi. Para evitarlo siempre están las diligentes azafatas filipinas que aúllan "This is not Pakistan, this is Jeddah. Sit Down. I Repeat: This is not Pakistan". Si a ello le sumamos conversaciones telefónicas en vuelo, estampidas maleta en mano tan pronto el avión toca la pista de aterrizaje y señoras sobredimensionadas con su propia órbita a las que el cinturón no les abarca que toquetean la puerta de emergencia a 11.000 metros de altitud pues creo que os hacéis una idea muy aproximada.



El viaje odisea es aquel que nos lleva a España haciendo una ruta turística por África. Royal Air Maroc es una de las compañías que lo ofrecen, casi siempre volando con código compartido con Iberia. El trayecto suele ser Riad-Cairo-Casablanca-Madrid, con cambio de avión en Casablanca. Eso, queridos amigos, son 3 despegues y 3 aterrizajes. En estos viajes el pasaje es de una heterogeneidad indescriptible. Al bajarse y subirse pasajeros en cada parada, es muy probable que haya overbooking y alguna persona intente sentarse encima de ti en la parada de Cairo argumentando que en su billete pone que ese es su sitio y no piensan renunciar a él. Mayormente se trata de pijazos marroquíes francófonos vestidos como un escaparate de Dolce y Gabana que se consideran mejores que sus compatriotas de habla árabe. Tampoco es extraño que se olviden de darte la comida a pesar de que se la han dado a todo el pasaje, como me ha pasado a mí. Con semejante cachondeo a bordo lo normal es que llegues tarde a Casablanca y no puedas coger la conexión para ir a Madrid y te toque pasar unas cuantas horas en el aeropuerto, en el cual se niegan a aceptar tarjetas de crédito o moneda extranjera (euros sí) por lo que corres riesgo de inanición. El viaje puede oscilar entre las 14 y las 18 horas así que armaos de paciencia y baterías para vuestros artilugios electrónicos.


Ahora que ya sabéis cómo viajar a Arabia Saudí, espero que decidáis no hacerlo nunca a no ser que sea para venir y adorar a los expatriados que poco a poco han ido perdiendo el juicio en este paraíso islámico. Y si lo hacéis, estáis avisados.